Hay alternativas: ahorro y energías renovables. No a las fósiles y nuclear.
Por la mejora de los servicios públicos: educación y sanidad gratuita, universal y de calidad.
Consume consciente y responsable. Por una alimentación cercana y sana .
Por una cultura libre y popular, en esfensa d’as luengas nuestras y espacios comunitarios.
Acciones colectivas para el cambio que queremos. ¡Democracia verdadera!
Pueblos, montañas y ríos vivos: Ni pantanos ni trasvases!
Contra las políticas de derroche y grandes eventos.
En esta movilización nos encontramos distintas luchas sociales de la izquierda social y medioambiental de Aragón. Colectivos y plataformas variopintas que visibilizamos los diferentes conflictos aragoneses y planetarios. Juntas nos empoderamos y multiplicamos nuestras fuerzas particulares en una lucha común. Queremos dar a conocer alternativas que pongan en cuestión el actual sistema capitalista.
Cada uno de los colectivos y plataformas representadas nos hacen llegar sus reivindicaciones cotidianas. Y también exponemos un discurso común porque son muchas las cuestiones que nos unen. El tejido social aragonés no está roto, aquí estamos. Las luchas populares, pese a todo, resistimos. Sabemos que nunca nos han concedido nada sin pelearlo antes, por eso seguimos sembrando. Juntas, recogeremos buenas cosechas.
Las amenazas son muchas y cada vez más agresivas. Se generaliza la desinformación que aprovechan aquellos que quieren desprestigiar y desmantelar los sistemas públicos de salud o educación, entre otros, para lucrarse en negocios particulares. Las privatizaciones que nos tratan de imponer podrían suponer dramáticos problemas para las y los aragoneses, no tenemos más que echar la mirada a EE.UU para comprobar la cantidad de gente que no puede acceder a la atención sanitaria básica o a estudios secundarios por culpa de los postulados neoliberales.
En Aragón el deterioro del medio ambiente es cada vez más preocupante. La despoblación de grandes territorios parece que facilita la imposición de proyectos muy agresivos que se desarrollan con nula o poca respuesta social. Así, en estas décadas de capitalismo despiadado (especialmente desde la dictadura franquista hasta hoy) explotan nuestros ríos, montañas y campos, dejándonos muy poco valor añadido y muchos conflictos medioambientales y sociales: pantanos, aeropuertos, estaciones de esquí, trenes de alta velocidad, hidroeléctricas, cementeras, excesivo transporte de mercancías por carretera, abandono de los trenes de cercanías, vertebradores del territorio, térmicas, ganadería intensiva y agricultura industrial, que abusa de fertilizantes químicos, transgénicos y pesticidas, especies invasoras, consumo despilfarrador e irracional, ríos y tierras contaminadas, paisajes destrozados, territorio ocupado por industrias y prácticas militares,…
Y el poder político y empresarial, de la mano de las familias más poderosas y los banqueros más ricos, llevan a cabo sus planes. La mayoría de las decisiones se toman a nuestra espalda, ya que la participación democrática todavía es escasa e ineficaz. Mientras, los más poderosos sí presionan a los representantes públicos que, a pesar de contar con los votos de sus electores, a menudo obedecen a intereses partidistas y corporativos que nada tienen que ver con sus promesas electorales. En este contexto, las grandes empresas de comunicación en Aragón juegan un papel muy importante, ya que la información que llega a través de los grandes medios está muy tergiversada y manipulada por los mismos que “manejan el cotarro”.
Ante esta situación, las aragonesas y los aragoneses queremos juntarnos, conocernos, compartir puntos de vista, crear juntas, apoyarnos y avanzar hacia ese otro mundo posible. El cambio está en nuestras manos, somos personas activas y queremos coger las riendas de nuestras vidas.
Propuestas para empezar, se nos ocurren muchas. Cualquier persona, desde su situación personal y colectiva (laboral, familiar, económica, social) puede aportar algo para el cambio. Entre todos los colectivos que estamos representados en esta movilización encontramos un buen puñado de alternativas. Aquí, tan solo, señalamos algunas de ellas, prácticas y extensibles a la participación de más personas y territorios:
Reparto equitativo de la riqueza: renta básica, trabajo digno y repartido, control de los despilfarros, las grandes fortunas, las bancas despiadadas y las inversiones demenciales, apuesta por un nuevo modelo social y productivo, justicia social para no machacar a las que menos tenemos, freno a los ataques neoliberales a los derechos sociales (jubilaciones, contratas, convenios, aumento de los impuestos indirectos,…)
